Mariana Parody, gerenta de transformación en CMPC: “Vantaz fue mi segunda familia”

Mariana Parody, gerenta de transformación en CMPC: “Vantaz fue mi segunda familia”

“Me acerco a los problemas, los entiendo y hago que las cosas sucedan. Eso diría que es mi sello vantáztico”

Mariana Parodi se vino de Argentina a Chile motivada tanto por el amor, como por encontrar nuevas perspectivas laborales. En plena crisis del corralito en Argentina, su pololo de ese entonces, y hoy su actual marido, comenzó a buscar trabajo, y fue en Vantaz Group, donde encontró una oportunidad que lo hizo cruzar la cordillera. Mariana lo siguió en la aventura.

“Fue justo en ese entonces, que nos dimos cuenta de que Vantaz ofrecía otra oportunidad laboral que calzaba perfecto con mi perfil, por lo que sin pensarlo decidimos venirnos a Chile”, cuenta Mariana.

Un cambio de país nunca es fácil, sin embargo, hasta el día de hoy Mariana sigue agradecida por todo el cariño que Vantaz le entregó durante lo que finalmente fueron doce años. “Fueron mi segunda familia y mi principal soporte para enfrentar todo lo que implica radicarse desde cero en un nuevo país”.

Ingeniera Comercial de profesión, ha trabajado casi toda su vida en consultoría. Luego de su paso por Vantaz, trabajó siete años para BHP y actualmente, ocupa el cargo de gerenta de transformación en CMPC.

¿Qué labor desempeñaste en Vantaz Group?

Ingresé como consultora senior y me dediqué a distintos proyectos. Trabajé para Metrópolis, Enap, BHP, etc. Luego, junto a Juan Cariamo armamos toda la línea de gestión de cambios, línea que yo lideré como gerente senior. En ese proyecto tuve un rol más protagónico, por lo que tiempo después pase a ser socia. Ahí me hice cargo de temas más comerciales, manejando distintos tipos de proyectos, en general siempre por el lado de la transformación, tanto humana como tecnológica. Fueron doce años de crecimiento profesional y personal.

¿Qué recuerdas como lo más difícil de la época en que llegaste a Chile?

Al principio me sentí muy sola. Fue complejo adaptarme a la lógica del país, las costumbres, el lenguaje, entre otras cosas. Si bien, vivía con mi pololo, él tenía que viajar todos los domingos a la mina y volvía los jueves, por lo que pasaba mucho tiempo sola. Sin embargo, al poco tiempo, pude ir superando esas barreras, e integrarme a la cultura chilena generando redes de apoyo. Ahí es donde Vantaz fue mi principal soporte. Me ayudaron mucho a generar redes, tanto internas como externas.

¿Qué recuerdas con satisfacción?

La cultura vantáztica. Ese ambiente laboral cercano, amigable, transparente y horizontal.

Me acuerdo de la bienvenida que le hicieron a mi marido en el departamento de los socios; las iniciaciones vantázticas, ¡y cómo no!, la escapada a Chillán con todo el equipo a la casa de Mauro Mezzano.  En general, todo se desarrollaba en un ambiente familiar muy cercano. Pero, no por eso, poco exigente o profesional en lo laboral.

¿Esa cultura la has visto después en otros trabajos?

No tanto. Estuve en unidades más corporativas, por lo que cuesta lograr ese nivel de integración y cercanía en una compañía tan grande. Es una característica especial de Vantaz que a pesar de crecer, persiste.

¿Qué destacas de tu paso por Vantaz y que quizás, has seguido aplicando en tu vida laboral?

En Vantaz teníamos un lema: hacíamos que las cosas pasen. Era una consultora que no daba un marco solamente teórico, sino que se arremangaba las manos y lograba implementar.  Creo que eso es algo que he mantenido a lo largo de los años y ha sido un plus a lo largo de mi carrera. Me acerco a los problemas, los entiendo y hago que las cosas sucedan. Eso diría que es mi sello vantáztico.

¿Qué te gustaría para Vantaz en el futuro?

Este negocio comenzó como un emprendimiento y hoy en día es una empresa súper sólida en cuanto al eje cultural y el contenido. Vantaz debe seguir trascendiendo en las nuevas generaciones y lograr ser un puente entre la minería y la sociedad.

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