El ex vantáztico nos cuenta cómo la cultura vantáztica marcó su vida profesional.
Rodrigo Vigueras, Ingeniero Comercial de la Universidad de Concepción llegó a Vantaz Group en 2008. En ese entonces, trabajaba para una imprenta de etiquetas autoadhesivas, pero al cabo de dos años se dio cuenta que quería probar otras cosas. La consultoría llamó su atención y postuló a Vantaz. “En esa oportunidad no quedé porque estaban buscando a una persona con otro tipo de perfil, sin embargo, poco tiempo después se abrió otra posición y me contrataron”, cuenta Rodrigo.
Sus primeros meses se concentraron en la ejecución de un proyecto de entrenamiento en SAP. Luego se desempeñó como analista y posteriormente como consultor senior. Al dejar Vantaz era Líder de Proyectos.
El 2021, Vigueras dejó la empresa para seguir otro camino. La decisión fue difícil, pero relata que le motivaba la idea de poder seguir fomentando el sello vantáztico en otras organizaciones. Se fue a trabajar a BHP, donde actualmente se desempeña como especialista de sistemas para el área de Health, Safety y Environment.
¿Cómo fueron tus inicios en Vantaz Group?
Al principio me costó mucho integrarme al equipo. Había vivido un lado muy distinto de la consultoría, venía de una empresa más pequeña, todo era nuevo para mí. Tuve que entender de cero todo el mundo de la minería, la relación con los clientes, lo que hacía Vantaz, etc. Me costó mucho eso de tener que terminar un proyecto e inmediatamente empezar otro totalmente distinto. Pero, finalmente uno le empieza a agarrar el gusto y eso es parte del desafío de la consultoría, uno se pasea por un montón de temas, técnicas y experiencias, y está en uno el poder ser flexible a eso. En ese sentido, desde el punto de vista de los proyectos, el aprendizaje con el que fui enriqueciendo mi portafolio de herramientas laborales fue infinito.
¿Qué es lo que recuerdas con mayor satisfacción de esos años?
Si yo tuviera que hablar de lo bueno de Vantaz, estaría todo el día. Fue una experiencia increíble de casi 14 años, más tiempo que en el colegio. Vantaz es para mí un caso súper exitoso de una empresa que puede tener el foco en las personas. Si queremos obtener buenos resultados, nuestra gente tiene que estar contenta y siempre se ha notado ese espíritu de tener un buen equipo. Hice una cantidad de amigos impresionante, porque siempre se buscaba gente con un sello en particular que hacía muy fácil que las personas ‘engancharan’. Los clientes decían que se notaba el sello de Vantaz porque siempre había una buena onda, un trabajo bien hecho. Por otro lado, recuerdo con mucha satisfacción la posibilidad que tuve de conocer varios países en el mundo. Me fui a Australia, estuve en Nueva Zelanda, Estados Unidos, Perú, Colombia, entre otros. Me enviaban a realizar diversos proyectos de implementación de sistemas. Estuve viviendo casi un año en Australia, fue una gran experiencia y estoy convencido, además, que en ese proceso, junto a mis compañeros, dejamos muy bien parado el nombre de la organización con los clientes, lo que ayudó a sembrar el camino de lo que hay hoy en día allá.
¿Has vuelto a encontrar esta cultura vantáztica en otra parte?
No he pasado por tantas empresas, pero como estuve muchos años en Vantaz, todavía tengo super marcado ese estilo. De hecho, es algo que en mi trabajo actual he tratado de transmitir y me han dicho que gracias a ese espíritu el equipo se ha cohesionado un montón. Soy de la filosofía que entre más uno se conoce, más se desea el éxito colectivo sobre el individual.
¿Qué te gustaría para Vantaz en el futuro?
Lo dije el día que me fui: cuiden lo que han construido en el tiempo. A veces cuando las empresas crecen mucho se va haciendo mucho más difícil poner el foco en las personas. Las vantázticas y los vantázticos tienen que de verdad sentir que están trabajando en una empresa que es de otro nivel. Los ‘alumni’ somos conscientes de que nos llevamos algo que nos marcó y deseo que todas las personas que trabajan ahí vivan algo parecido. Que no sea una línea más en su currículum, sino que sea una línea importante marcada con letras doradas. Yo pasé por Vantaz y soy un orgullosamente vantáztico.
¿Alguna anécdota que nos quieras contar?
El ‘vantasilandia’, todos los ritos de iniciación, las pagadas de piso, las actividades de navidad, el 18 de septiembre y, cómo no, el llamado ‘vantázticazo’. Actividades donde no sólo lo pasábamos bien, sino que además servían para constituir equipos sólidos. Era un espacio donde uno se encontraba más allá de lo laboral. Todas esas anécdotas que guardamos en la memoria nos permitieron generar importantes lazos de amistad que perduran hasta el día de hoy.