Autonomía: el siguiente paso en la automatización de operaciones mina

La minería está ya en camino de que sus operaciones se basen en equipos autónomos. Esto es, en un sistema a través del uso de tecnología avanzada y con apoyo del sistema de posicionamiento global (G.N.N.S.) que permite por ejemplo una Flota de camiones pueda:

• Navegar a través de rutas e intersecciones mediante cursos predefinidos.
• Desplazarse dentro de áreas de carga y aculatar para ser cargado, mediante un curso definido por el operador de carguío.
• Moverse dentro de botaderos, aculatarse y descargar.
• Realizar procesos de vaciado en el chancador.
• Optimizar la asignación de la flota mediante sistema.

Las razones para avanzar en la incorporación de estas tecnologías son de diferente origen, que van desde mejorar la productividad, mejorar la seguridad y reducir costos. Ejemplo de esto último es la redefinición de los diseños de las minas del futuro, donde operarán estos equipos. De hecho, el caso de negocio se sustenta por los beneficios obtenidos de la reducción de costos en los nuevos diseños de mina y circuitos óptimos, incrementos en la productividad de los equipos, mejoras en la mantención y ciclo de vida de los activos, como el aumento en la seguridad de las personas, procesos sustentables con mejor control de consumos y emisiones y obtención de información en tiempo real de valor para el desarrollo de modelos predictivos de apoyo a la mejora continua.

En Vantaz, vemos el desafío de iniciar esta transformación hacia una operación autónoma, no solo como un cambio tecnológico, sino también, es una nueva forma de operar. Tiene nuevos procesos, protocolos de seguridad, formas de interactuar, nuevos roles, un governance amplio y mucho más integrado y la adopción de una disciplina rigurosa. Autonomía impacta a prácticamente todas las áreas de la compañía, como la planificación, operaciones mina, mantenimiento, tecnología, áreas de apoyo, Seguridad, y la relación con proveedores y autoridades locales.

Por tanto, vemos esta transformación iniciándose con un profundo trabajo en el modelo operacional que sustenta el cambio (incluyendo procesos y protocolos de trabajo). Esto acompañado de una robusta Gestión del Cambio que debe ser incorporada desde el principio, involucrando a stakeholders de las distintas áreas impactadas para trabajar en conjunto con una mirada de negocio. Un tercer componente, y muy esencial, una completa arquitectura tecnológica que asegure un buen control de todas las variables y una buena carretera de datos. Por ejemplo, se requiere una red inalámbrica de comunicaciones, que permita la transmisión de datos desde la central de control hacia los equipos dentro de la zona de operación autónoma.

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